MARTA MARAÑÓN

“Estoy convencida de que leer sirve para desarrollar esas habilidades de comunicación”

El gusto por la novela rusa empezó en Marta Marañón a partir de un regalo: “A los quince años, mi abuelo me dio una edición preciosa de “Guerra y Paz” que tenía páginas con bordes de oro. La lectura de esa obra maestra me marcó para siempre y despertó mi interés por la literatura rusa que tanto penetraba en el alma de los personajes. Aún recuerdo cómo, durante los recreos, mi íntimo amigo y yo comentábamos los capítulos con el mismo entusiasmo con el que hoy unos adolescentes podrían comentar una serie.”

Marañón recorre en esta entrevista su biografía como lectora y reflexiona sobre la influencia de sus lecturas en su forma de enfocar su labor profesional como geógrafa y en la cooperación al desarrollo.

En este recorrido ha constatado el impacto de la lectura sobre las capacidades y también sobre los gustos: “Yo encuentro conexión entre la lectura y la capacidad para escribir, estructurar y articular ideas. En mi desempeño laboral actual, soy portavoz de la Fundación Ayuda en Acción y con frecuencia tengo que participar en mesas redondas y hablar en medios de comunicación. Estoy convencida de que leer sirve para desarrollar esas habilidades de comunicación. Percibo que en los periodos en los que más leo, fluyen mejor las palabras y las ideas, tanto al expresarlas oralmente como por escrito”.

Con su ciclo “Biografías lectoras” la Fundación Germán Sánchez Ruipérez persigue difundir testimonios de diversas personas que repasan su relación con la lectura y el impacto que ha tenido en su desarrollo profesional. Por esta razón las conversaciones que se mantienen en auditorios o en privado no tienen como protagonistas a profesionales del mundo del libro. La biografía lectora de cada protagonista es capaz de expresar el papel que tiene esta práctica cultural en la vida de las personas y en el desarrollo de la sociedad desde un punto de vista profesional y económico.

Marta Marañón trabaja desde 2011 en el equipo directivo de Ayuda en Acción promoviendo la colaboración con el sector privado y generando alianzas estratégicas. Actualmente, es también Patrona de la Fundación José Ortega y Gasset – Gregorio Marañón y forma parte de las Juntas Directivas de la Asociación Española de Fundaciones y Forética.

Geógrafa especializada en gestión del paisaje y del territorio y en evaluación de intervenciones de acción humanitaria y cooperación al desarrollo, desde el año 2003 hasta el 2009, formó parte del equipo directivo de la Fundación DARA, habiendo logrado consolidar y posicionar la fundación a nivel nacional e internacional. Ha trabajado en situaciones de crisis y emergencias complejas como Afganistán, campamentos saharauis, Chad, Colombia, Georgia, Níger, República Democrática del Congo o Haití. De igual modo, ha participado en múltiples foros y congresos nacionales e internacionales.

También a los quince años Marta tuvo la influencia positiva de una profesora: “En lo que actualmente sería 4º de secundaria, tuve una profesora de lengua y literatura maravillosa que calificaba la asignatura en función de los trabajos que se hacían sobre los libros leídos voluntariamente. Fue, entonces, cuando descubrí a Camus con “La Peste” y “El Extranjero”.  Un poco antes había disfrutado leyendo “La perla” de Steinbeck”.

“Biografías lectoras” es un proyecto que cuenta con la ayuda del Ministerio de Cultura y Deporte.

Pero su primera andadura como lectora estuvo muy influida por su padre: “Mi padre me inició en la lectura. Muy pronto quiso que leyera “El Viento de los Sauces” donde creo recordar que el narrador o uno de los protagonistas era un topo. Cuando tenía 9 años, al finalizar el curso de 4º de primaria con todo sobresaliente, mi padre me regaló 10 libros. Todavía conservo algunos. Fue la primera vez que alguien me hizo valorar los libros”.

La lectura ha tenido un claro impacto en el desarrollo de su vocación como geógrafa: “Para las asignaturas de historia fueron fundamentales libros como: “La epopeya de Gilgamesh”, “La historia empieza en Sumer”, “El queso y los gusanos”.. Fue también cuando descubrí a mi bisabuelo, Gregorio Marañón, con su género de biografía histórica y leí “El Conde Duque de Olivares o la pasión de mandar”. Leer a Humboldt fue crucial para adentrarme en el mundo de la Geografía al que dediqué muchos años. Mi maestro Eduardo Martínez de Pisón me contagió la pasión por los libros de viajes. Recuerdo cómo me impresionaban las descripciones de Humboldt en su libro “Del Amazonas al Orinoco” de Humboldt o de Eliseo Reclús (anarquista y geógrafo) en la “Sierra Nevada de Santa Marta”. En los cursos de doctorado de “Paisaje y Territorio” de la Universidad Autónoma de Madrid, había una asignatura que impartía magistralmente Nicolás Ortega Cantero que se llamaba paisaje y literatura. Evocadora unión que quedó impregnada en mí para siempre. Fue entonces cuando leí “Los paisajes del alma” de Unamuno o “Las Sonatas” de Valle Inclán”.

Y añade: “Creo que todo lo que leí durante mi etapa universitaria me enseñó a mirar, a sintetizar, a interpretar y configuró mi alma de geógrafa. Leer la “Geografía Regional de España” de Manolo Terán y Solé Sabarís y leer a mi maestro, Eduardo Martínez de Pisón, sirvió para que aprendiera a descifrar la ciencia del paisaje. Más tarde, recuerdo haber descubierto al naturalista y divulgador Joaquín Araujo que me enseñó a disfrutar de la belleza de la Naturaleza con libros como “Los instantes del bosque”. No obstante, por otras circunstancias de mi vida, mi carrera profesional siguió por otros derroteros. Entre el 2003 y 2011 estuve trabajado en muchos contextos de crisis humanitarias, en estados frágiles y en países muy pobres haciendo evaluación de proyectos de cooperación al desarrollo y acción humanitaria. La realidad que he vivido, olido, sentido y visto muchas veces ha sido tan dura que en mis lecturas tiendo a evadirme y me gusta sumergirme en otras épocas y lugares. Puede parecer frívolo, pero, tal vez, sea lo que a mí más me ayude a encontrar equilibrio para afrontar con pasión mi trabajo. No me atrae mucho seguir leyendo teoría y disquisiciones de gabinete después de pisar el terreno, palpar la realidad y observar con mis propios ojos. En este sentido, para mí la literatura (sobre todo la novela y la poesía) es un refugio que me da cobijo. Algo similar me sucede con la música”.

© 2020 . Fundación Germán Sánchez Ruipérez . All rights reserved. Aviso legal.