Isabel Blanco: Innovar en las bibliotecas públicas es buscar soluciones a problemas comunitarios de manera no ortodoxa

Isabel Blanco es Directora de la Rede de Bibliotecas Municipais de Coruña desde 1990 y, por lo tanto, persona clave en el devenir de un sistema bibliotecario que se considera uno de los más saludables de España.

Isabel Blanco de licenciada de en geografía e historia y máster en gestión cultural, dirige la Red de Bibliotecas Municipales de A Coruña desde 1990.  A lo largo de su trayectoria laboral ha participado activamente en asociaciones y foros profesiones e impartido cursos sobre gestión bibliotecaria. Siempre ha estado activa en la reformulación de ideas para las bibliotecas públicas, participando en foros profesionales a través de conferencias sobre políticas públicas y bibliotecarias, evaluación de servicios bibliotecarios y gestión cultural.

Su apuesta por la innovación fue la causa de la colaboración de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez con el Ayuntamiento de Coruña y, concretamente, con la Rede de Bibliotecas Municipais, para la propuesta de una reformulación de una nueva propuesta de valor bibliotecaria. Esta propuesta se ha centrado en el proyecto A Eira.

La ciudad para la que has venido trabajando durante tu trayectoria profesional se encuentra claramente por encima de la media en los indicadores bibliotecarios. ¿Cómo explicas la situación a la que se ha llegado? ¿Cómo explicarías el proceso a lo largo de estos años?

Yo creo que dos factores han sido determinantes para que esto suceda. El primero que cuando yo comencé mi andadura profesional me encontré con un Concejal que tenía muy claro que quería construir una red de bibliotecas en la ciudad. La suerte es que este Concejal duró doce años y este tiempo de  estabilidad política nos dio fuerza y tiempo suficiente para asentar un proyecto sólido de bibliotecas públicas en la ciudad. Pasados estos doce primeros años, el proyecto no podía más que desarrollarse debido a la gran aceptación social que tenían las bibliotecas ya en la ciudad. El segundo factor es el gran equipo de profesionales que forman parte de la Red, que con su vocación y su buen hacer han logrado situar a las BMC (Bibliotecas municipales de A Coruña) en un referente tanto a nivel social como a nivel profesional. Muestra de ello es que en los estudios de satisfacción sobre los servicios municipales que realiza el Ayuntamiento, las bibliotecas siempre son un servicio muy valorado.

En cuanto a mi papel en este proyecto, creo que uno de los aciertos fue apostar por un sistema de evaluación que demostrase a los Gobiernos municipales la rentabilidad de las bibliotecas frente a otros servicios municipales similares. Mi experiencia es que a las bibliotecas nos cuesta más conseguir los recursosque a otros servicios,  y ante este hecho solo nos queda la buena argumentación.

No obstante, tú y tu equipo teníais habéis tenido una inquietud por seguir actualizando y mejorando la oferta a los ciudadanos. ¿Cómo explicas tu idea inicial para un nuevo espacio bibliotecario en el barrio de Sagrada Familia?

Como todas las ideas, fue una confluencia de factores y de oportunidades. Por una parte, el Plan municipal de Bibliotecas de A Coruña recoge que la Biblioteca Sagrada Familia tiene un déficit de espacio y debería ampliar su superficie y, de pronto, nos ofrecen el alquiler de un local anexo a la Biblioteca de 100 m2. Por otra parte,  desde mi participación en el programa de Bibliotecarios Innovadores (INELI) tenía ganas de experimentar con la metodología aprendida en ese Programa,Design Thinking for Libraries. Con esta situación previa, acudo a la Jornada ”Las bibliotecas como laboratorio ciudadano”, celebrada en Medialab Prado en noviembre del año pasado y conozco la experiencia que estaba llevando a cabo la Biblioteca Luis Rosales de Madrid en colaboración con la Fundación Germán Sánchez Ruipérez con esta metodología. Además, en el debate final conozco a Adriana Ávila, Decana de la Facultad de Ciencias de la Salud de A Coruña que defiende la biblioteca pública como lugar ideal para educar en la promoción de la salud. Al finalizar la Jornada, tenía claro que el proyecto de ampliación de la Biblioteca Sagrada Familia debería de estar vinculado a un proyecto de laboratorio ciudadano.

Cuando se inició el trabajo con la FGSR ¿Qué papel pensabas que esta institución podía jugar?

Tenía claro que la FGSR podían materializar la aplicación de la metodología Design Thinking for Libraries por su experiencia previa tanto en el Programa INELI como en la Biblioteca Luis Rosales de Madrid, y podían elaborar una propuesta de futuro para la Biblioteca Sagrada Familia de forma rápida y muy profesional. También, pensaba en lo que mis compañeros y compañeras podrían aprender de los profesionales que trabajan en ella.

El proyecto de A Eira implica una primacía de las personas sobre los espacios o las inversiones en nuevos contenedores ¿lo contemplas como una experiencia piloto para poder aplicar a alguna nueva infraestructura o a otras bibliotecas?

Si, por supuesto. Normalmente en las BMC trabajamos de esta manera, primero diseñamos un proyecto y lo llevamos a cabo en una biblioteca y si funciona adecuadamente lo extendemos a las demás bibliotecas de la Red.

El proyecto presentado por la FGSR se centra en cuatro perfiles de usuarios ¿Cómo percibes cada uno de los perfiles en este momento? ¿Qué necesidades nuevas se presentan en cada caso, según tu experiencia y lo que los equipos bibliotecarios de Coruña están detectando?

Los jóvenes quieren descubrir y crear; reclaman espacios propios y manifiestan su interés en que la biblioteca les proporcione recursos para trabajar la edición: video, radio, fotografía, fanzine, trabajos y proyectos escolares…

Los adultos (50-65) quieren aportar y recompensar. Tienen  tiempo y energía. El hecho de venir a hacer cosas ya es una compensación para ellos.

Las personas mayores son la memoria del barrio y de la ciudad. Muchos de ellos acuden a diario a la biblioteca y detectamos que para ellas es un espacio terapéutico y, por tanto, promotor de salud

Los nuevos coruñeses, necesitan instalarse y enriquecer a la comunidad con todo lo nuevo que le pueden aportar desde sus conocimientos. Si bien es cierto que se integrarían en los tres grupos anteriores, tienen también sus necesidades y demandas específicas: asesorías, mejora del idioma a través de la transmisión oral y de la lectura, espacios de encuentro, de reconocimiento y  de comunicación con los vecinos, de conocimiento del barrio y del entorno.

¿Qué papel otorgas a la colaboración de dos facultades de la Universidad en este proyecto?

Es el valor añadido del proyecto. La visión de Raquel Martínez, decana de la Facultad de Sociología, es fundamental porque aporta un doble conocimiento. Por una parte, al ser vecina y usuaria de la Biblioteca desde niña nos proporciona una visión muy potente de las necesidades del barrio y, por otra, sus conocimientos y experiencia profesional nos están orientando a la hora de construir el sistema de evaluación y de interpretar los resultados. En cuanto a la participación de Adriana Ávila, decana de la Facultad de Ciencias de la Salud, nos ha hecho tomar conciencia del valor terapéutico que puede tener la biblioteca pública y de que es el centro más apropiado para promover la educación para la salud.

¿Qué idea tiene Isabel Blanco sobre lo que significa innovar en las bibliotecas públicas?

Para mi innovar es probar fórmulas  distintas a las que veníamos experimentando tradicionalmente para dar respuesta a las nuevas demandas de las personas usuarias, expresadas o potenciales;  es buscar soluciones a problemas comunitarios de manera no ortodoxa; es decir es responder a las demandas de los/as usuarios/as  de forma distinta a la que los profesionales de las bibliotecas lo veníamos haciendo.

¿Cuáles son los tres principales desafíos de las bibliotecas públicas para seguir siendo relevantes en el futuro?

El primero es que la biblioteca pública se convierta en un centro mediador y de apoyo a la comunidad. Son tantos los desafíos, relacionados con el acceso a la información y la adquisición de conocimiento, que las personas tenemos que asumir diariamente en esta sociedad que nos pueden llegar a provocar una sensación de estar perdidos y desorientados. Me gustaría que la biblioteca pública se convirtiera en ese centro próximo al que los vecinos y vecinas pueden acudir para obtener información, para aclarar dudas o para recibir orientación, de tal manera que nos facilite la toma de decisiones que son necesarias para desarrollar nuestra vida personal, profesional y social.

El segundo desafío es convertirse en un centro de aprendizaje al que podamos acudir a lo largo de toda nuestra vida. La complejidad que han traído las TICs a la sociedad requiere un reciclaje continuo y deberíamos de poder pensar que la biblioteca pública es un buen lugar para formarse permanentemente.

Y el tercero, pero no menos importante, es que la biblioteca pública debería introducir a las personas usuarias, reales o potenciales, en sus tomas de decisiones. Si las personas que dirigimos las bibliotecas no queremos equivocarnos a la hora de desarrollar proyectos, debemos contar con la experiencia y conocimientos de la comunidad. Los conocimientos y la experiencia del personal bibliotecario ya no son suficiente garantía para que un proyecto tenga éxito.

¿Cuáles serían los siguientes pasos que te gustaría dar en el terreno estratégico de las bibliotecas de Coruña?

La visión estratégica de los servicios bibliotecarios depende de cada territorio, por ejemplo el plano estratégico no puede ser el mismo en una  red de bibliotecas que en una única biblioteca.

En las BMC la visión estratégica tiene tres vertientes que van desde una estrategia general relacionada con el papel que las bibliotecas públicas deberán tener en un futuro próximo a otra específica de nuestraOrganización,  pasando por una estrategia de ciudad. Así que siguiendo este orden, podemos decir que queremos que las BMC sean una referencia entre las organizaciones que educan y aprenden, queremos trabajar para conseguir que en A Coruña haya un único servicio de biblioteca pública, porque actualmente hay tres servicios bibliotecarios dependientes de diferentes Administraciones, y queremos conseguir una estructura sólida para mantener la cultura organizativa, de cooperación e innovación, y los estándares de calidad que las BMC tenían hasta ahora.

Durante los últimos años has participado como mentora en un programa de formación en innovación a bibliotecarios iberoamericanos, que desarrollaron conjuntamente esta Fundación y el Cerlalc, con apoyo económico de la Gates Foundation ¿Has conocido algún factor nuevo a partir de la experiencia que haya hecho evolucionar tu visión sobre las bibliotecas?

Desde luego,  este programa me ha marcado profesionalmente aunque mi visión de la biblioteca pública no ha cambiado radicalmente sino que se ha visto reforzada. Cuatro son los aprendizajes:

  • La biblioteca pública es un servicio que para que sea referencial en una comunidad tiene que contar con ella, tiene que escucharla atentamente y tiene que diseñar los servicios y los proyectos en función de las necesidades de esa comunidad. Para ello, el personal bibliotecario tiene que superar las ortodoxias profesionales adquiridas en los centros oficiales de formación profesional.
  • No siempre el éxito de un proyecto bibliotecario está unido a la disponibilidad, o no, de suficientes recursos. Existen experiencias buenísimas en comunidades iberoamericanas desarrolladas con pocos recursos. La clave está en el alto grado de implicación en el proyecto del personal bibliotecario y de las comunidades.
  • La innovación es fundamental para que los proyectos alcancen sus objetivos y para que ésta tenga lugar es necesaria mucha creatividad. La falta de recursos agudiza la imaginación.
  • La metodología es muy importante para que los proyectos tengan éxito. La metodología Design Thinking adaptada a bibliotecas es una buena metodología para desarrollar proyectos bibliotecarios innovadores.

¿Cómo convencerías a un político para que priorizase la inversión en bibliotecas públicas? ¿Cuál sería tu principal argumento?

Explicándole los beneficios sociales que conllevan los servicios bibliotecarios pero, sobre todo, haciéndole ver con datos que una inversión en un servicio de biblioteca pública, comparada con otros servicios culturales y/o educativos, tiene mayor rentabilidad por lo menos en lo que se refiere a afluencia de público y a su satisfacción con el servicio. El alto número de personas usuarias suele sorprender positivamente y convencer a los políticos de la necesidad de este servicio. Además, argumentarles que la biblioteca pública contribuye a generar o regenerar espacio público porque es un lugar que contribuye a crear relaciones interpersonales que son tan necesarias actualmente para combatir el aislamiento característico de la sociedad tecnológica contemporánea y, por último, hacerles ver que la biblioteca pública contribuye a generar riqueza en la comunidad en la que está inserta porque hay un retorno económico de la inversión.

Y para desarrollar una buena argumentación,  es fundamental evaluar los proyectos y los servicios de forma habitual;  es importante contar con buen sistema de indicadores y con estudios de satisfacción de las personas usuarias que ayuden a realizar esta evaluación.