PURIFICACIÓN CORCHETE

Bióloga
Catedrática de Fisiología Vegetal.
Universidad de Salamanca.

¿Recuerdas cuál fue el primer libro que te leyeron o leíste? ¿Hubo una primera lectura que marcó un antes y un después?

No recuerdo ningún libro en particular. Comencé a leer con tres años de edad y tengo memoria de los libros ilustrados por Ferrándiz, que cubrían desde los cuentos de Perrault a los de Andersen. Curiosamente, al escribir estas líneas rememoro “La ardilla hacendosa” y casi soy capaz de percibir su aroma. Para mí, y creo que es así para muchos niños, la lectura era una experiencia sensorial: nos sólo se sentía el tacto del cartón de las portadas, se llegaba a percibir el olor de los colores e incluso el libro “sabía” rico. Y respecto a la segunda cuestión, en mi memoria como lectora no soy capaz de fijar un antes y un después; mi relación con los libros fue como un todo que me fue llevando de la mano a medida que iba madurando.

¿Qué impacto tuvo tu etapa escolar en cuanto a la lectura? ¿Y la universitaria? 

Soy miope y la literatura me permitía ver el mundo. Me apagaban la luz, primero en casa y después en el colegio, en el que estuve interna desde los diez hasta los diecisiete años para cursar bachillerato, y las noches de luna llena eran estupendas ¡podía leer! En cuanto a la universidad, la primera etapa fue también potente; luego hubo que espaciar y situar la lectura por placer en los fines de semana, porque había que leer otro tipo de cosas y además estaban la música, los amigos y todo por conocer…Pero entonces llegó la poesía, un descubrimiento para mí en aquel momento, que luego me ha acompañado intermitentemente a lo largo de mi vida. 

¿En qué época de tu vida has leído más intensamente literatura? 

Quizás desde los catorce a los veinte años, por razones circunstanciales: tuve la suerte de que me enseñara literatura francesa un profesor estupendo y una mujer fantástica me desveló el resto. Me entregué con toda mi alma al realismo de Zola, luego vinieron los autores rusos…

¿Crees que haber leído cierto tipo de libros te ha ayudado en tu carrera profesional de un modo indirecto o remoto? ¿Crees que ciertas lecturas lo han hecho de una forma más directa? 

En cierto modo, soy bióloga a causa de Stevenson y su Doctor Jekill, aunque luego mi profesión fue la biología vegetal y no dedicarme a hurgar en el cuerpo humano. Por otro lado, tuve que aprender inglés y leer en inglés y creo que este esfuerzo pude sostenerlo gracias al entrenamiento lector previo. La redacción de mis autores sin duda me ha ayudado a construir mejor mis propios documentos de trabajo y aunque la narración sea distinta, el alma de los que tanto y tan bien han escrito ha guiado con más ligereza mi lápiz y el teclado del ordenador.

Y en el ámbito vital, ¿qué influencia han tenido los libros, hasta qué punto han modulado tu manera de ser o de pensar?  

Las obras que clamaban frente a la desigualdad social se apoderaron de mi alma. No había política en mis lecturas jóvenes pero gracias a la literatura muy pronto conocí el dolor y la brutalidad, la miseria, el desarraigo y el desamparo. Dostoievski se encargó muy bien de ello. También es cierto que de manera un tanto ilusa creí que la literatura acabaría con el horror, pero superado hace tiempo el desencanto, pienso cuánto más tenebroso sería el mundo si los autores no lo hubieran escrito y descrito, qué podríamos esperar o a dónde iríamos si no se siguiera escribiendo. 

Cómo han evolucionado tus gustos a lo largo de los años.

Poco, realmente. Los nuevos descubrimientos no suponían la renuncia a los libros o los autores que me habían motivado hasta ese momento. A los dieciocho irrumpieron los sudamericanos y tuve que ampliar estantería. Luego vino algo de novela negra y también se quedó. La literatura científica forma parte de mi jornada habitual y hace unos años me sorprendí leyendo “ciencia” con deleite en plenas vacaciones y dije ¿por qué no? Estoy ansiando la próxima sorpresa.

¿Qué libros dirías que están entre tus lecturas favoritas? (tanto de ficción literaria como de no ficción)

¡Ah!., no puedo responder con precisión. Como decía el  joven protagonista de 1, 2, 3, 4 de Auster: ”Este libro es el mejor que he leído en la vida; Dios mío, nunca, nunca se escribirá otro como este”, y después Dios hacía milagros y le ponía en las manos una y otra vez otra historia irrepetible, maravillosa y única. Yo tengo a veces esa sensación.

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